Paseaba un finlandés por Laponia en el mes de Enero, cuando de pronto surgieron unas extrañas luces en el horizonte. Tras ser cegado por el resplandor, quedó inconsciente y despertó en el interior de una nave alienígena.
Los extraterrestres, muy educados ellos, le explicaron telepáticamente que no querían hacerle ningún daño sino sólo charlar sobre la insoportable levedad del ser.
- Me parece una gran idea, dijo el finlandés, pero podríais bajar un poco la calefacción porque me estoy axfisiando.
- Hemos puesto la temperatura ambiente igual que la de tu cuerpo. Pensamos que así serías feliz. - ¡Treinta y siete grados, que barbaridad! y yo con mi equipo de excursionismo apto para Laponia... Con la mitad me bastaría, e incluso me sobraría algo...
Y los extraterrestres causaron, sin mala intención por su parte, la muerte al desdichado finalndés. ¿Por qué?
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